“En
nuestra familia no había una frontera clara
entre la religión y la pesca con
mosca…”
En
1976, el autor americano Norman Maclean veía al fin publicado “El río de la
vida”, obra compuesta por tres historias, la primera de las cuales daba título
al libro, que tras ser rechazada por las principales editoriales era finalmente
aceptada por la Universidad de Chicago, llegando en pocos años a los 400.000
ejemplares vendidos.
“Sabía
que era demasiado tarde para desarrollarme como escritor, que todo lo que podía
esperar era escribir muy bien unas pocas cosas… Cada pequeña cosa cuenta. La
tomas como llega, con adjetivos y adverbios, y después la despojas de las
sobras. Si tienes que usar un adjetivo, es mejor que sea un adjetivo de sesenta
y cuatro dólares”
Nacido
en Iowa en 1902, Norman Maclean se crió, junto a su hermano Paul, en Missoula,
Montana. Hijos de un pastor de origen escocés, en la educación de los niños no
había frontera entre el arte de la pesca con mosca y la religión ni entre el
aprendizaje que les brindaba la naturaleza y el de los sonetos de Shakespeare.
Norman
fue primero estudiante en el Dartmounth College y después profesor de
literatura en la Universidad de Chicago. Una vez retirado de su actividad
docente, comenzó a escribir “El río de la vida”.
“La
novela asocia la religión y la pesca de forma tan poética como original.
Muestra una profunda comprensión de las complejidades de la vida familiar”
(Robert
Redford)
En
1981, Robert Redford tenia noticia de la novela de Maclean a través del también
escritor Thomas Guane.
“Empezamos
a hablar de los autores que habían conseguido reflejar la realidad. Entonces
Tom me habló de una impresionante historia de un profesor jubilado… Pensé que
llegaba al corazón. Que unía el ambiente, la familia y la inmutable naturaleza
del destino. Era la historia sobre el Oeste que quería ver”
A
mediados de la década de los ochenta, Redford invitaba a Maclean al Festival de
Sundance para hablar con él sobre una posible adaptación cinematográfica de su
obra. Maclean ya había rechazado otras dos ofertas anteriores de otras
productoras, así que Robert le dijo: “Te voy a contar lo que me gustaría hacer
y tú dime directamente si te parece bien lo que pienso o no. Cuando llegue el
momento, te daré el borrador del guión. Si no te gusta lo que quiero filmar, tú
decidirás, podrás acabar con el proyecto. Si me dices que pare, pararé”.
Con
el visto bueno de Maclean, Redford elegía como guionista del proyecto a Richard
Friedenberg, quien había ya escrito el guión cinematográfico de “La promesa” y
“Elegir un amor”.
“La
obra tenía sólo ciento cuatro páginas y no había historia. Era lírica, con una
aburrida sección de cincuenta y cinco páginas sobre pesca con mosca… Yo veía
que el libro tenía un gran atractivo para Bob, pero él es una persona
principalmente visual. Sus conceptos eran totalmente visuales. Eso me
preocupaba. Pero entonces acepté que, como guionista, mi responsabilidad era
encontrar el argumento. Así fue como progresamos. El trato era que yo iría a
conocer al autor, investigaría y me inventaría un argumento que reflejara el
libro”
Tras
visitar a Mclean en su propia casa y recopilar más datos familiares,
Friedenberg escribía un resumen de diez páginas y se lo enviaba a Redford,
quien quedaba plenamente encantado.
Norman
Mclean fallecía en 1990 sin llegar a ver la adaptación cinematográfica de su
historia. Redford la llevaba a toda pantalla respetando por encima de todo los
deseos del escritor.
La
historia de “El río de la vida” quedaba maravillosamente plasmada en imágenes cinematográficas a
través de la indiscutible maestría de Philippe Rousselot, extraordinario director de
fotografía francés, a toda pantalla desde 1970 y ya con una larga serie de títulos a
sus espaldas como “La selva esmeralda”, “Esperanza y gloria”, “El oso”, “Las
amistades peligrosas” o “Henry & June”.
“Esa
idea de naturaleza interconectada necesitaba un sutil control de la luz entre
el cielo, el bosque y el agua. Rousselot era nuevo en Estados Unidos y estaba
muy centrado.
Era el momento perfecto para usarlo”
Era el momento perfecto para usarlo”
La
magistral banda sonora venía firmada por Mark Isham, compositor estadounidense
que ya nos había regalado las notas musicales de títulos como “Inquietudes”,
“Carretera al infierno”, “Hecho en el cielo”, “Los modernos”, “El misterio Von
Bulow”, “El pequeño Tate” o “Billy Bathgate”. Más adelante, Isham volvería a
trabajar con Redford en “Quiz Show”, “Leones por corderos” y “La conspiración”.
El
impecable montaje de Robert Estrin y Lynzee Klingman y la magistral dirección
artística de Walter P. Martihius redondeaban la grandeza del film.
“Estar
de nuevo en la iglesia de mi padre hacía que mi regreso fuera completo. Más que
ninguna otra cosa, eran las palabras de mi padre lo que me hacían sentir en
casa”
Tom
Skerritt era para nosotros un extraordinario
John Mclean. Tom había debutado en “War hunt” (1962), título en el que
coincidió con unos principiantes Robert Redford y Sydney Pollack, y ya había
aparecido en múltiples series televisivas y títulos cinematográficos como “Dos
hombres contra el Oeste”, “Harold y Maude”, “Paso decisivo”, “Alien, el octavo
pasajero”, “La zona muerta”, “Top Gun”, “Magnolias de acero”.
“Hace
mucho tiempo, siendo yo un muchacho, mi padre me dijo: ‘Norman, a ti te gusta
escribir historias’. ‘Sí, me gusta’, respondí yo. Y entonces me dio la idea.
‘Algún día, cuando estés preparado, podrías contar la historia de nuestra
familia. Te ayudará a comprender lo que ocurrió y por qué’…”
A
Norman Mclean le conocíamos a través de un magnífico Craig Sheffer, en el cine desde 1984 y
ya con títulos como “Una maravilla con clase”, “Razas de noche” o “Desierto
azul”.
“Y
entonces vi algo excepcional. Por primera vez, Paul se apartó de la instrucción
de nuestro padre para hacerlo a su propio ritmo…”
Y
Brad Pitt nos regalaba a su maravilloso y mágico Paul. Brad comenzó su carrera como
actor en 1987 y había ya aparecido en series como “Dallas”, “Los problemas crecen”
o “Treinta y tantos” y en títulos cinematográficos como “Golpe al sueño
americano” y “Thelma y Louise”. Tras “El río de la vida”, Brad volvía a
coincidir con Robert Redford en la película de Tony Scott “Juego de espías”.
“Contraté
a Craig Sheffer porque era bueno y quería el papel de Norman. Me pareció que Brad sería un buen contrapunto
como Paul. Brad tenía una postura que me gustaba. Parece duro, como si tuviese
que enfrentarse al mundo y a todos sus males, aunque por dentro es una persona
sensible que necesita aprobación, como el personaje de Paul…
…
Mi padre también tenía esta ética austera y se parecía mucho al reverendo
Mclean. En casa, siempre teníamos que guardar estoicismo frente a la
adversidad, nunca hacer marcha atrás y resistir hasta el final. Es una de las
razones por las cuales me siento tan cerca del personaje de Paul”
Brenda
Blethyn era para nosotros una maravillosa Mrs. Mclean. Proveniente del mundo de las series
televisivas, Brenda había debutado en el 1990 con “La maldición de las brujas”
y “El río de la vida” era su segundo título para la gran pantalla. Cuatro años
después nos regalaría otra extraordinaria madre de “Secretos y mentiras”.
Jessie
Burns, la novia de Norman, venía de la mano de Emily Lloyd, quien llevaba ya
tras de sí logrados títulos como “Si estuvieras aquí”, “Mi rebelde Cookie” o “Cuerpos ardientes”.
Neal,
el genuino hermano de Jessie, nos llegaba a través de Stephen Shellen, rostro
principalmente conocido por la pequeña pantalla a través de series como “El
autoestopista”, “Mujeres de Hollywood” o “Historias de la cripta”.
Edie McClurg interpretaba a Mrs.
Burns. A Eddie la habíamos visto ya en
títulos como “Carrie”, “¿Y si nos comemos a Raúl?”, “Las locas peripecias de un
señor mamá” o “La pequeña pícara”.
Y
una mención especial para los dos niños de la película, ambos magistrales en
sus interpretaciones.
El
pequeño Norman nos llegaba a través de Joseph Gordon-Levitt, que debutaba como actor cinematográfico en "El río de la vida" si bien llevaba ya desde los siete años como actor
de la pequeña pantalla en diversas series televisivas como “Enredos de
familia”, “Se ha escrito un crimen” o “La ley de los Ángeles”. Más adelante, Joseph aparecería en otros títulos cinematográficos como “Coacción a un jurado”, “Cachitos
picantes”, “Origen”, “El caballero oscuro: la leyenda renace” o “Lincoln”. Y prestándole su voz a Jim Hawkins en “El planeta del tesoro” de Disney.
Y
al pequeño Paul le conocíamos a través de un también mágico Vann Gravage, quien también debutaba
aquí como actor pero tan sólo aparecería luego en otro título cinematográfico
más.
Desde
el comienzo del proyecto de “El río de la vida”, Robert Redford tenía muy claro
su deseo de ser absolutamente fiel a la obra literaria, así que en el guión
quedó incluída la voz en off del personaje de Norman como narrador de esta maravillosa historia. Tras probar una serie de voces, Redford decidió llevarlo a cabo él mismo.
“Porque
me sentía cómodo. Sabía cómo sonaba Norman, cómo era él. Me convertí en Norman.
Presenté la historia y llené los vacíos, manteniendo un tono reflexivo. Maclean
había muerto en 1990, pero le envié las pruebas a la familia Maclean, que las
aprobó. Empezamos a sentirnos muy bien, como si el viejo fantasma estuviese
satisfecho”
En
el libro era también muy importante el escenario de la pesca, el río
Blackfoot, que serpenteaba desde las montañas Lewis y Clark hasta su
intersección con el río Clark Fork, cerca de Missoula. Pero en el momento del rodaje, esta zona se
encontraba en un severo riesgo, así que la localización de la película fue trasladada a los ríos Gallatin y Yellowstone que eran, sin ninguna duda, un personaje más del film, un personaje además de gran relevancia en la historia.Y extraordinariamente bello.
Producida
por Patrick Markey y Robert Redford para Columbia Pictures, “El río de la vida”
(A river runs through it) era estrenada en Estados Unidos el 9 de octubre de
1992 tras ser presentada el anterior 13 de septiembre en el Festival
Internacional de Cine de Toronto.
“No
era autobiográfica, pero era una reflexión única sobre el interior de Estados Unidos,
que salía de las experiencias de Maclean y de las suyas propias. También era
una construcción muy delicada que mereció todas las nominaciones a los
diferentes premios y mucho más que eso. Tenía todas las características de un
clásico intemporal”
“El
río de la vida” recibió muy merecidamente el Oscar a la mejor fotografía,
siendo también nominada a la mejor banda sonora y al mejor guión adaptado.
Robert Redford fue candidato al Globo de Oro como mejor director y Mark Isham
optó a a un Premio Grammy a la mejor composición instrumental.
El
film se hizo además con un Readers’ Choice Award como mejor película extranjera
en los Kinema Junpo Awards, un USC Scripter Award para Norman Maclean como
autor y Richard Friedenberg como guionista en los USC Scripter Awards, y un
Young Artist para Joseph Gordon-Levitt en
los Young Artist Awards.
Poesía
en el texto, magia en las imágenes, emotividad en la música… Todo esto es “El
río de la vida”, una maravillosa historia cinematográfica narrada de manera
extraordinaria.