miércoles, 30 de mayo de 2012

Los comienzos como actor de Robert Redford

Nunca hablé sobre cómo actuar. Incluso ahora sigo sin hacerlo. Lo mejor que tiene un actor es su instinto, y eso no se puede aprender en ninguna parte


A su regreso a su California natal tras un extenso viaje alrededor de medio mundo, Robert Redford conocía a Lola Van Wagenen, quien el 12 de Septiembre de 1958 se convertía en su esposa, trasladándose entonces la pareja a vivir a un humilde apartamento de Nueva York. Lola trabajaba en un banco y Robert continuaba reflejando en sus lienzos los paisajes y gentes de su alrededor pero no ganaba demasiado dinero con la pintura. Animado por sus amistades y por su propia mujer, Redford decidió dar entonces un nuevo rumbo a su vida y probar suerte en el mundo del espectáculo.


Con este objetivo comenzó a tomar clases en el Pratt Institute de Brooklyn con la intención de convertirse en escenógrafo de teatro, actividad más acorde a su afición pictórica. Y al hablarle un profesor de dicho instituto sobre la prestigiosa Academia Americana de Arte Dramático y con el fin de conocer más de cerca el mundo del teatro aun sin tener especial interés en convertirse en actor, Redford decidió ingresar en dicha academia para lo cual antes debía superar una prueba.

Tenía que pronunciar dos monólogos: uno cómico y otro trágico. Me hice un poco de lío en el primero y uno de los profesores que estaban mirando comenzó a hacer unos gestos que yo entendí como que no volverían a llamarme nunca más. Realmente la actitud de este tipo me molestó, así que estaba bastante enfadado para la segunda escena por lo que acabé haciendo un buen trabajo interpretativo. Al menos, a ese profesor pareció gustarle


En 1959, Robert conseguía su primer papel profesional en la obra teatral “Tall story” figurando tan sólo, junto a otros muchos actores, como un jugador de baloncesto. No tenía una sola línea de diálogo pero llamó la atención de Herman Shumlin, director de la representación:

En esta profesión hay algo que no se sabe muy bien qué es pero que los actores ‘tienen’ o ‘no tienen’. Y Redford ‘lo tenía’. Había algo cuando caminaba, ese carisma estaba en el aire y eso me llevó a pensar que era uno de los elegidos para hacer algo. Nunca me sorprendí cuando comenzaron a ocurrirle cosas buenas dentro de la interpretación


Tras esto vinieron una sucesión de papeles teatrales que no cuadraban con sus perspectivas hasta que en ese mismo año de 1959 le llegó su primera oportunidad real con la obra “The highest tree” escrita y dirigida por Dore Schary, uno de los guionistas y productores más relevantes del cine. Natalie Schafer, la actriz que interpretaba a la madre del personaje de Redford en la obra, recordaba así al entonces joven actor:

El director se preocupaba más por lo veteranos del reparto y no parecía pensar mucho en el joven Bobby. Le criticaba que estuviese tan estático y que hiciese gestos con las manos, y eso que tenía pocas frases. Lo que tenía que hacer durante la obra era estar de pie y escuchar, y creo que lo hacía muy bien. Eso también forma parte de un actor: saber escuchar


El estreno de “The highest tree” vino seguido, sin embargo, de muy malas críticas por parte de la prensa, con lo que la obra tan sólo se mantuvo en cartel dieciocho días. Tuvo que pasar todo un año hasta que Robert consiguiera su segunda oportunidad en Broadway con “Little moon of Alban”, obra en la que él, a pesar de ser alabado por los críticos, no terminó de sentirse a gusto.

Para entonces, Robert Redford llevaba ya bien iniciada su carrera televisiva en California a través de pequeños papeles en diversas series del momento. Época ésta en la que la pequeña pantalla era el principal medio de entretenimiento del público americano y el cine echaba mano de grandes superproducciones en su intento de competir con la televisión.


Sólo en 1960 Redford llegó a participar en siete series televisivas. Compartió cartel en “Maverick” con Jack Kelly, con Henry Fonda en la serie de Oeste “The Deputy”, con Charles Laughton en “Playhouse 90” y en “Perry Mason” con Raymond Burr, quien dijo de él: “De todos los actores que pasaron por la serie, pocos tuvieron una presencia tan destacable como Robert Redford”. Robert además apareció en “Moment of fear”, en “Rescue 8” y en dos episodios de “Tate”.  


En este mismo año de 1960 Redford intervino también en dos telefilmes: “Captain Brassbound’s conversion” y, dirigido por Sidney Lumet y junto a Jason Robards, “The iceman cometh”, así como en la película “Me casaré contigo” (Tall story), esta vez dirigido por Joshua Logan pero en el mismo papel que ya hiciera en la obra teatral de igual nombre.

En 1961 intervino en las series televisivas “Play of the week“, “Naked city”, “The americans” (donde compartió cartel con Jackie Coogan), “Whispering Smith”, “Route 66”, “Bus Stop”, “La nueva generación” (compartiendo episodio con Leslie Nielsen y Martin Balsam) y “Alfred Hitchcock presenta”.


Alternándolo con la televisión, Redford volvía a probar suerte de nuevo en los escenarios con la obra “Sunday in New York” que, dirigida por Garson Kanin y estrenada en 1961, se mantuvo seis meses en cartel.

Tenía que decir una línea de diálogo, pero yo encontraba esa frase algo mecánica y artificial. Así que, sin consultar con nadie, decidí darle un toque más personal. En cierta ocasión, tuve una idea y cambié completamente la forma de expresar el papel. Cuando lo hice me sentí hundido. No hubo ni un sonido en todo el teatro, ni mucho menos una risa. Kanin no me dijo ni una palabra sobre lo sucedido. A la noche siguiente volví a intentarlo y, esta vez, el teatro casi se viene abajo. Entonces me convencí de una cosa: siempre seguiría el camino que considerara correcto


Con esta obra, Redford consiguió varias críticas positivas como la que le brindó la publicación Theatre Arts: “El ganador de la función resulta ser Robert Redford, ocurrente y con grandes recursos. Demuestra que es un joven actor tan versátil como él mismo se proponga


Ya en 1962 volvía a aparecer en televisión en la serie “En los límites de la realidad” (The twilight zone), donde dejaba un buen sabor de boca a todo el equipo de grabación. Lamont Johnson, el director del episodio en el que aparecía Redford comentaba lo siguiente: “Bob requería muy poca labor de dirección porque se basaba en sus instintos para crear el personaje”. Por su parte, Gladys Cooper, una de sus compañeras en este episodio decía de él: “No estoy sorprendida porque se haya convertido en una gran estrella. En ese tiempo ya tenía muy clara su cualidad de estrella, algo innato. Y además, era muy guapo”.


Tras debutar ya realmente en la gran pantalla este mismo año de 1962 con “War hunt” (donde compartió cartel con el también debutante Sydney Pollack), Robert siguió apareciendo en otras series de televisión como “Dr. Kildare”, “Alcoa Premiere” (donde coincidió con Fred Astaire), “Los intocables”…


… y en dos episodios de “La hora de Alfred Hitchcock”. Y en 1963 intervenía en “The Dick Powell Show”, en “Breaking point” y en un episodio de “El virginiano”, cuyo papel estelar le había sido ofrecido dos años atrás rechazándolo Redford por no querer atarse en exclusiva durante cinco largos años a esta serie, ya que su deseo en ese momento era el de volver a asomarse al teatro y, con un poco de suerte, también al cine.

Y ese mismo año de 1963, cuando hacía planes para mudarse con su mujer a Utah, con el tiempo su definitivo hogar, Redford recibió una llamada del director Mike Nichols ofreciéndole volver al teatro como el actor protagonista de la obra de Neil Simon “Descalzos por el parque”.


Robert Redford aceptó, dando así un importantísimo paso hacia adelante en su carrera como actor…